31 de octubre de 2006

Diario de un almeriense

Eme me ha recordado por MSN, tras mencionarle que no sé si adoraré u odiaré el invierno, cierto diario que salió hace tiempo en el programa de Gomaespuma. Creo que estoy en el 14 de octubre.

Ja, Ich spreche Spanisch, capullo

Una de esas cosas que sorprenden al salir de España es ver que en otros países no se cierran en la lengua patria y fuerzan a estudiar bien al menos un idioma extranjero. Los dos polacos de Erasmus hablan inglés y un poco de alemán (las polacas hablan alemán bastante mejor), y si me fijo en los alemanes la cosa impresiona: los jóvenes hablan casi todos inglés, y la mitad suele dominar otro idioma más, que suele ser el español. No es raro conocer gente que habla cuatro o más idiomas (algunos mejor que otros, claro está).

Una muestra de esto es que ayer, en el metro de camino a la Hamburg Hauptbahnhof (la estación central de Hamburgo, vamos), a Juan Antonio no se le ocurrió mejor cosa que sugerirle a Antonio tirarle los tejos a la alemana que había sentada a mi lado. Y ésta respondió en español. Juan Antonio "salvó" la situación diciendo que se refería a un intercambio para aprender mejor alemán y ayudarle con el español (poca ayuda necesitaría ya que dijo haber pasado un año en Argentina). Luego (tras intercambio de messenger y teléfonos seguramente falsos, y mención de la existencia de un novio) Juan Antonio preguntó quién más hablaba español y 5 personas del vagón dijeron que sí.

Y antes, esperando para entrar en el metro, se nos acercó un tío con pinta de pirado (además de vagabundo borracho) y se nos dirigió en un adecuado castellano, haciendo chistes y todo. Tras apartarlo de las mujeres españolas (que se disponía a acosar), se largó dando brincos cual potrillo. Y dicen que en Berlín todavía más gente habla español. La pera, aquí hasta el gato ha estudiado castellano.

Así que si vais a Alemania y vais a hacer algún comentario polémico en español confiando en que ni un alemán os va a entender, pensadlo dos veces. En cualquier lugar concurrido puede haber más de uno que lo entienda.

24 de octubre de 2006

El puerto de Hamburgo

Por fin, dos semanas después de llegar, he visitado el puerto de Hamburgo:




Atardecer en el Elba:


Estos bichos son muy peligrosos, evitad ir debajo porque apuntan muy bien:


El Cap San Diego es un barco a primera vista normal (aunque bastante grande) que está siempre atracado en el puerto y puede ser visitado. Si no me equivoco, este cartel anuncia que en su interior hay una exposición sobre la inmigración en Alemania con comics, fotos con texto explicativo, base de datos informática sobre inmigrantes, documentales y documentos históricos. Otro día que vayamos con más tiempo podríamos verla.

Aunque se me olvidó sacar una foto del barco, se puede ver en parte en el fondo:


Alrededor del puerto hay edificios bastante curiosos, con muchas estatuas. Me he dejado algunas, como la estatua de Europa (el personaje mitológico) a la entrada de un puente.





En este edificio hay una exposición permanente de maquetas que está en continua ampliación. Parece que ahora están construyendo parte de Suiza. Tengo que entrar un día.


Y de repente, un coche huerta. Justo al lado de la Iglesia de St. Catheryne (creo que se escribía así).


El tren es uno de los principales medios de transporte de Alemania. Hamburgo tiene varios pasos elevados y uno de ellos va paralelo al puerto.


Finalmente, acabamos la jornada comiendo unas Currywurst a la orilla del Elba, en una plaza en cuyo centro hay una fuente y la estatua de un dragón.


22 de octubre de 2006

El viaje en avión y el traumatizante caso de las maletas perdidas

Viajar en avión sería genial si las aerolíneas no fuesen tan cazurras. Si vuestro vuelo hace escala, con menos de tres horas entre llegada y salida y encima cambio de aerolíneas, suponed que vuestra maleta no llegará al segundo avión y tendrán que embarcarla en el siguiente vuelo.

Al menos ese fue el caso para los dos almerienses (y una granadina) que salimos para Hamburgo. Los tres hicimos escala en Barcelona (dos viniendo de Málaga y uno desde Alicante) y los tres llegamos a Hamburgo con lo puesto y el equipaje de mano.

Lección aprendida: llevar en el equipaje de mano al menos una muda.

Tras dirigirnos a reclamaciones de equipaje de Lufthansa, supimos que las maletas del vuelo de Málaga estaban bien, pero no llegarían hasta la mañana siguiente al haberse quedado en Barcelona. La maleta del vuelo de Alicante estaba en el limbo (información cero). Así que dejamos la dirección de la residencia para recogerlas y nos largamos.

En efecto, la mañana siguiente recibimos las maletas previa llamada avisando del momento en que llegarían los transportistas. A la mía le faltaba el candado con combinación de cuatro números y perfectamente asegurado en el aeropuerto. La otra maleta conservaba el precinto. Gracias a Dios no me faltaba nada (sólo llevaba ropa, cargadores y demás accesorios para el portátil y cámara).

Lección aprendida: precintar en el aeropuerto cuesta unos 6 euros. Saber que no mangonearán tu equipaje no tiene precio.

La otra maleta tardó más de tres días en aparecer, con la web de seguimiento de equipaje diciendo que no se disponía de información incluso después de su entrega.

Y ahora traduzco la parte sobre equipaje perdido de los derechos del viajero en avión de la UE:

Equipaje extraviado

La compañía es responsable de la pérdida o deterioro de equipaje. Según la Convención de Varsovia (1929) puede recibir 22,86 € por kilo hasta un máximo de 23 kilos de equipaje facturado (clase turista) sea el equipaje desaparecido, retrasado o perdido durante más de veinticuatro horas. Algunas aerolíneas ofrecen compensación más allá de este requisito legal, pero no suele ser mucho más.

Si su equipaje no llega a su destino, las siguientes recomendaciones le ayudarán a realizar una queja eficazmente:

  • Informe de inmediato del problema al servicio a clientes y rellene un informe de irregularidades de propiedad (Property Irregularity Report - PIR). Use las etiquetas de equipaje que se le entregaron al facturar. Si su equipaje no le es devuelto durante su viaje, recuerde conservar las facturas de productos comprados para sustituir los del equipaje. Escriba su queja de inmediato ya que hay una fecha límite de veintiún días desde la facturación para realizar una reclamación. Si su equipaje resulta dañado durante el viaje realice su reclamación en siete días o menos. Si tiene seguro de viaje, avise a su compañía de seguros de la pérdida o daños de su equipaje.

Culture Clash

Algunas cosas que he estado viendo en Alemania que no son como en España (o al menos Almería):


  • En España damos dos besos a las mujeres cuando nos las presentan. Aquí se da la mano, y las consecuencias de usar el protocolo español van de alguna que otra risa incómoda a un guantazo.

  • Dönner Kebabs los hay en todas partes. Comida barata, abundante y lista para llevar, gracias al gran número de turcos viviendo en Alemania. Un aviso para alérgicos a la carne de pollo: un colega con esa alergia sufrió un ligero ataque en un establecimiento donde servían dönners con pollo, a pesar de pedir uno de otro tipo. Supongo que usaron el mismo cuchillo para cortar la otra carne sin limpiarlo, así que cuidado. Mejor pedir uno vegetariano.

  • Se puede beber alcohol en casi todas partes. Tren, metro, calle, etc. David, que lleva aquí desde abril, me comentó que en un parque de atracciones oyó por megafonía una advertencia para que en cierta atracción no subiesen niños muy pequeños ni adultos borrachos.

  • Aquí la propina es algo que se lleva a rajatabla cuando te sirven. Atentos a cuando el camarero empiece a daros la vuelta, si empieza a soltar las monedas lentamente y con mirada inquisidora es que es el momento de ir diciéndole que se quede el resto. Claro que si eres estudiante, se puede dar menos de lo normal.

  • Si en la estación pone en el panel informativo que el tren llega a las 13:47, es que llega a las 13:47. No hay vuelta de hoja. Y cuidado con las puertas, no todas son automáticas y hay que abrirlas manualmente cuando se para en la estación.

  • Casi todas las tiendas abren a las 9 y cierran a las 6 de la tarde (salvo Lidl y demás supermercados, que cierran a las 8). Los bancos (al menos el Sparkasse) abren por la tarde, con pausa de las 12:30 a las 14:00 para que coman los empleados.

  • El reciclaje aquí se toma en serio. Las papeleras en las estaciones tienen divisiones para vidrio, plástico, comida y papel. En la calle hay hasta contenedores de vidrio según el color (marrón, transparente y verde).

  • Aquí hay bastante gente que fuma (se puede empezar legalmente a los 16), pero el tabaco es caro comparado con España. Las máquinas de tabaco cobran 4 euros por paquete (no importa la marca). En supermercados como el Famila hay marcas raras a precios por los suelos (euro y medio el paquete), pero he preferido dejarlo. Llevo una semana sin fumar.

  • Se cena pronto, entre las 6 y las 7. Aunque aquí estoy un poco perdido al vivir en residencia de estudiantes. Espero que almorzar un tazón de cereales con manzana a mediodía no sea práctica común.

  • En clase los alumnos comen y beben. Ignoro si sólo pasa en universidades privadas o también es normal en las públicas.

14 de octubre de 2006

Elmshorn

Elmshorn es la ciudad donde se encuentra la Nordakademie. Está a unos 30 kilómetros al norte de Hamburgo, y tiene menos de 50.000 habitantes.

Viniendo de Almería, lo que más me llama la atención es la cantidad de vegetación. Hay árboles y hierba por todas partes, con un río y un lago:



En esta ciudad no hay metro, así que la mayoría de sus habitantes se mueven en coche, autobús, andando o en bici. De hecho llama la atención lo bien acondicionada que está para ir en bicicleta:

La parte de la acera pegada a la carretera es un carril-bici, y hay uno en cada acera. Un peatón puede ser multado si invade ese carril, y si vas en bici debes circular siempre por el carril-bici de la acera a tu derecha, o dar preferencia a los que usan el carril correcto si no has podido cruzar la calle. Si la acera no tiene carril-bici, o lo has invadido sin darte cuenta, tienes que estar atento a los timbres de las bicicletas, ya que los usan para avisar de que te apartes (no lo piden en voz alta).

En Elmshorn (y por lo visto en Hamburgo) ir en bicicleta es bastante común. Puedes encontrarte con un padre cuya bici lleva enganchado un remolque para llevar al hijo, una abuela llevando la compra en el cestillo o un ejecutivo en traje usando la bicicleta para llegar a la oficina.
De hecho me estoy planteando comprar una bicicleta usada, porque hay lugares que tienen que ser una gozada recorrer en bicicleta:



El pueblo es bastante tranquilo. La mayor parte de los comercios se encuentran cerca de la estación de tren, que tiene un aparcamiento de bicicletas en el que caben cientos y suele estar lleno durante el día. Tiendas como el Lidl, Aldi o Famila están a unos 10 minutos de mi residencia, yendo en dirección al hospital (Krankenhaus).

Los pubs son pocos y no parecen muy interesantes. Nos han dicho que si nos esperábamos una Erasmus de marcha en Elmshorn, nos hemos equivocado de lugar. Menos mal que a mí me interesa más bien aprender alemán.

En ese sentido soy un poco raro, porque me gusta el clima frío de aquí (bueno, ya veremos cuando empiece a llover y nevar), la tranquilidad de la zona y estas calles donde puedes caminar a tus anchas. No me importa la marcha, pero más de uno se habrá echado las manos a la cabeza al ver que esto no es Berlín precisamente. Por suerte esto está bien comunicado, y se puede llegar en tren a Hamburgo en 30 minutos. De hecho esta tarde tenemos una fiesta de bienvenida a estudiantes extranjeros donde iremos a... ¿Kiev? No recuerdo el nombre, pero me han dicho que es como llaman a la zona de marcha de Hamburgo.

Hay más cosas que contar, como los problemas del viaje (extravío de maletas), la visita a Hamburgo de ayer, etc. De momento tengo que comer, así que iré escribiendo el resto con calma.

12 de octubre de 2006

Willkommen aus mein neue Blog

Acabo de empezar este diario para escribir sobre mis experiencias como estudiante Erasmus durante el curso 2006/2007 en Alemania.

Llegué a Elmshorn el martes 10 de octubre, pero no he podido tener acceso a internet antes porque la red inalámbrica requiere credenciales de estudiante, que no nos darán hasta el domingo (el semester/trimestre no empieza hasta el día 16). Por suerte se tiene acceso directo usando las tomas de red, así que ahora que tengo cable no tengo que esperar hasta el domingo para poder comunicarme con todo el mundo.

En próximas entradas detallaré lo que ha sucedido hasta ahora (viaje, llegada a la residencia, etc.), pero de momento hemos tenido una tarde movida y es la hora de cenar.

Hasta pronto / Bis bald!